Fue la primera vez que una mujer, madre de un adolescente de 17 años, murió como víctima de un proceso político. ... El 27 de junio 1950, Milada Horáková, a laedad de 48 aňos, fue ejecutada en la cárcel de Pankrác en Praga, la única mujer de las 234 víctimas políticas en Checoslovaquia desde el aňo 1948 hasta el aňo 1960.
Milada Horáková pagó por su verdad con la vida
Milada Horáková, Závis Kalandra, Oldrich Pecl, Jan Buchal - una mujer y tres hombres fueron ejecutados por el régimen comunista en la antigua Checoslovaquia por supuesta traición a la patria el 27 de junio de 1950 en un proceso escenificado. En la actualidad, este día se convirtió en la República Checa en el Día de la conmemoración de las víctimas del régimen comunista.
"Váyanse a los prados y a los bosques, allí, en el perfume de las flores encontrarán un trozo de mí, váyanse a los campos, miren lo hermoso y estaremos juntos. Miren a la gente que les rodea y en cada una de las personas voy a reflejarme en algo. No soy insegura ni estoy desesperada - no disimulo, tengo tanta tranquilidad dentro de mí, ya que mi conciencia está tranquila".
Estas palabras, que escribió Milada Horáková a su familia tres horas antes de su ejecución el 27 de junio de 1950, a las dos y media de la madrugada, llegaron a su destinatario cuarenta años más tarde. El régimen comunista no cumplió el último deseo de la mujer a la que condenó a muerte en un proceso escenificado y dirigido por comisarios soviéticos.
"Presento una carta destinada a mi familia y pido que sea entregada después de la censura previa".
La hija de Milada Horáková, Jana Kanská, que hoy vive en EE.UU., no pudo recibir el legado epistolar de su madre antes de que cambiara el régimen en su país natal a principios de los años 90. Cuando el 27 de septiembre de 1949 la Seguridad del Estado detuvo a Milada Horáková, confiscó todas las propiedades de la familia, salvo la ropa personal de Jana.
Desde el año 2000 Jana Kanská está en contacto con el Archivo Nacional de la República Checa, que organizó con el Museo Nacional la primera exposición sobre Milada Horáková y los procesos políticos en los años 50. En una de sus últimas visitas a Praga, Jana Kanská decidió regalar al Archivo Nacional materiales relacionados con el destino de su madre, explicó la archivera Alena Nosková.
"Mediante el correo diplomático recibimos una caja con documentos que incluyen recuerdos de los colaboradores cercanos de Milada Horáková que comentan su destino y su personalidad, fotografías relacionadas con Milada Horáková, recuerdos y folletos de eventos que se celebraron en el extranjero en su homenaje, el cómic que fue publicado en EE.UU. con motivo del primer aniversario de su ejecución. Las más valiosas son las copias de los recuerdos que escribió el esposo de Milada Horáková", indicó Alena Nosková.
"Discutimos mucho sobre lo que es la convicción, porque de esta manera yo justifiqué mis actos. Y tengo que declarar que la Seguridad del Estado y sus órganos tuvieron mucha más paciencia que yo para convencerme de que había manifestado tras Febrero para comprobar si esa violencia y esas irregularidades, que también fueron el motivo de mis actos, eran reales o sólo transitorias o en fin en qué consistían. Yo mentiría, Tribunal Estatal, al decir que he cambiado totalmente y que he cambiado mi convicción y que soy totalmente distinta. No sería veraz y honrado".
Así declaró Milada Horáková el 8 de junio de 1950 en su discurso final ante el Tribunal Estatal antes de que fuera pronunciada la sentencia.
El proceso contra "Milada Horáková y sus cómplices", según lo tildara el régimen comunista, no fue el primer proceso político que se celebró en Checoslovaquia después de que los comunistas asumieran el poder en febrero de 1948. A lo largo de todo el año 1949 se organizaron juicios con representantes de diferentes partidos políticos e iglesias, así como con otras personalidades que no estaban dispuestas a conformarse con el régimen comunista.
Sin embargo, el proceso de Milada Horáková fue el primero en el que comparecieron ante el tribunal trece personas, de las cuales cuatro fueron condenadas a la pena capital: aparte de Horáková, el ex policía Jan Buchal, el ex propietario de minas y jurista, Oldrich Pecl, y el periodista ex comunista, Závis Kalandra.
A la vez fue el primer proceso político que transcurrió según el guión preparado por comisarios soviéticos, explicó el historiador Jirí Pernes.
"Los antecedentes fueron inventados, en principio, por la Seguridad del Estado comunista checoslovaca, pero en la organización y los preparativos del proceso contra Milada Horáková y los demás participaron directamente los asesores de Seguridad soviéticos que llegaron a Checoslovaquia en otoño de 1949. Es decir, no sólo que aconsejaron a la policía secreta checoslovaca cómo hacerlo, sino que asistieron a menudo a los interrogatorios aplicando sus experiencias adquiridas en la Unión Soviética".
Después del golpe de Estado en febrero de 1948 el nuevo Gobierno comunista de Klement Gottwald invitó a Checoslovaquia a asesores soviéticos de distintos ámbitos de la vida económica y pública, precisó Jirí Pernes.
"Llegaron asesores en el sector de la industria pesada, minera y el Ejército, etc. Después de que en la Unión Soviética y seguidamente en los demás países comunistas satélites empezara a extenderse la teoría de Stalin sobre la agudización de la lucha de clases, había que buscar al enemigo dentro de las filas del partido comunista. Por eso acudieron los asesores soviéticos, para asistir a la Policía. Fueron invitados por el Gobierno checoslovaco aunque esa invitación no era meramente voluntaria. Moscú tuvo que dar a entender a Gottwald que deseaba la presencia de sus asesores de Seguridad en Checoslovaquia".
Desde finales de los años 40 se celebraron procesos políticos en todos los países comunistas: Bulgaria, Rumania, Albania, Polonia ... En 1949 fue llevado ante los tribunales y ejecutado el dirigente comunista húngaro László Rajk. Moscú instó en encontrar a un "Rajk" checoslovaco. Debido a que al comienzo los comunistas checoslovacos encabezados por Gottwald no estuvieron dispuestos a seguir el juego se decidió buscar al "protagonista" de un proceso monstruoso que atemorice a la sociedad y la obligue a obedecer a los nuevos "monarcas" fuera de las filas comunistas.
Milada Horáková les facilitó la búsqueda en muchos aspectos.
"Era miembro de la dirección del Partido Socialista, a saber el partido democrático no comunista más fuerte que manifestó las mayores reservas con respecto a la política de los comunistas antes y después de Febrero de 1948. Una serie de importantes políticos socialistas se fueron al exilio para crear un centro de resistencia anticomunista en el extranjero. Y Milada Horáková mantenía contactos con ellos. Además era diputada de la Asamblea Nacional y no ocultó su rechazo al régimen comunista. Encuadró perfectamente en el guión que preparaban", apuntó Jirí Pernes.
Los comunistas dominaron a la Seguridad del Estado inmediatamente después de finalizar la Segunda Guerra Mundial. Ya en el año 1945 tuvieron en el Gobierno a su ministro del Interior y sucesivamente ocuparon cargos directivos en el aparato de Seguridad del país con su gente. Desde el año 1945 espiaron a todos los funcionarios no comunistas, incluyendo a Milada Horáková, señaló el historiador Jirí Pernes.
"En el archivo del Ministerio del Interior de Praga se encuentran reportes sobre los ministros no comunistas, el periodista Ferdinand Peroutka y otras destacadas personalidades. En breve, todas las personas insatisfechas con el Partido Comunista estaban bajo vigilancia de la Seguridad del Estado".
Un papel clave lo desempeñó el jefe de la Comisión de Seguridad del Comité Central del Partido Comunista Checoslovaco, Karel Sváb, cuya tarea consistió en penetrar ya antes de Febrero de 1948 en otros partidos políticos, conseguir informaciones e implantar allí sus agentes. Karel Sváb procedía de una vieja familia comunista de obreros. Su hermana era Marie Svermová, vicesecretaria general del Partido Comunista Checoslovaco.
En el año 1954 los dos hermanos fueron juzgados en un proceso escenificado contra el secretario general del Partido Comunista, Rudolf Slánský. Sváb fue condenado a muerte y Svermová a cadena perpetua.
Pero volvamos a finales de los años 40. Como ya hemos dicho, Milada Horáková fue detenida en su oficina el 27 de septiembre de 1949.
Su esposo, Bohuslav Horák, al que los agentes de la Seguridad del Estado sorprendieron en casa, logró escapar y cruzar posteriormente las fronteras del país.
Aproximadamente un mes los investigadores permanecieron sin saber de qué acusarla. A principios de noviembre de 1949 la Seguridad del Estado centró su atención en el Partido Socialista. En los interrogatorios empezó a mencionarse la reunión en la parroquia de Vinor, que hoy forma parte de Praga. La reunión de representantes del Partido Socialista, del Partido Socialdemócrata y del Partido Popular, celebrada a principios de septiembre de 1948, fue iniciada por Milada Horáková.
"Los políticos intentaron acordar un proceder común contra el régimen comunista, pero llegaron a la conclusión de que no era posible debido a las discrepancias que reinaban entre ellos. A pesar de ello la Seguridad del Estado consideró esta reunión como una conspiración a fin de derrocar el régimen comunista e instalar el capitalismo con ayuda de imperialistas occidentales y de la Tercera Guerra Mundial".
Según agregó el historiador Jirí Pernes, después los acusados fueron obligados a declarar según un guión preparado.
"Estos fueron los métodos de los asesores soviéticos que forzaron a los acusados a aprender sus declaraciones de memoria. A veces ni les golpeaban, pero les torturaban privándoles de los alimentos. O les servían arenques salados sin permitirles beber antes de que empezaran a declarar. O los interrogaban por turnos. Una persona los interrogaba ocho horas, se iba, y venía otra que continuaba el interrogatorio otras ocho horas. El acusado tenía que quedarse y reaccionar a sus preguntas, hasta caerse de cansancio, renunciar y firmar todo lo que le exigían. Luego presentaron su declaración a otros acusados diciéndoles: miren, esta persona dijo de Vd. esto y aquello, debe ser verdad, y así les obligaron a declarar también y a memorizar sus declaraciones para presentarlas ante el tribunal. Pero no todos lo hicieron".
Había quienes a pesar de la enorme presión a la que estuvieron sometidos continuaron desarrollando sus propios conceptos políticos y explicando sus reservas hacia el régimen comunista. Závis Kalandra, por ejemplo, y ante todo Milada Horáková, que en su discurso final ante el juicio no dejó de nombrar a los dos presidentes checoslovacos a los que los comunistas desearían borrar de la Historia.
"En principio he declarado ante los órganos de la Seguridad del Estado que mantengo aún mi convicción y que la mantengo también porque la basaba en opiniones, posturas, declaraciones e informaciones de personas que representaban para mí una autoridad y entre las que cuento también a las dos personas más valiosas para mí, las dos personalidades más grandes, a Tomás Garrigue Masaryk y Edvard Benes, que me influyeron durante toda mi vida".
A finales de mayo de 1950 los acusados comparecieron ante el Tribunal. Además de militantes del Partido Socialista representados por Milada Horáková, Frána Zemínová, Antonie Kleinerová y Frantisek Preucil, por ejemplo, el guión prescribió la presencia de socialdemócratas y populares. A los ´trockistas´ los representó Závis Kalandra. A pesar de que muchos no se conocieron entre ellos o se vieron por primera vez durante la investigación fueron acusados de actividades conspirativas, que incluían el espionaje y la traición a la Patria.
Los adversarios del régimen comunista fueron juzgados según la Ley de Protección de la República Popular Democrática núm. 231/48 que fue aprobada en octubre de 1948, señaló el historiador Jirí Pernes.
Fíjense en la fecha. Juzgados según una Ley aprobada en octubre de 1948, pero la reunión en Vinor tuvo lugar un mes antes.
"Naturalmente también se aprovecharon de otras leyes que interpretaron a su favor. La Ley 231/48 posibilitó penalizar y juzgar a la gente por actividades que en los países democráticos, al igual que en la Checoslovaquia democrática antes del Tratado de Munich de 1938, no eran punibles. Muchos de los acusados lo entendieron así, que no hicieron nada malo. Hablaron de sus actividades abiertamente y el régimen lo usó contra ellos".
¿Quiénes fueron los que los juzgaron?
El procurador Juraj Vieska, eslovaco que apareció vestido con uniforme militar.
"Su nombre propio era Weiss, era judío y antes del año 1948 participó en la colonización de Palestina y preparó la declaración del Estado independiente de Israel. Era un sionista convencido, pero también un comunista. Al final lo detuvieron también y lo encarcelaron", explicó Jirí Pernes.
El procurador Josef Urválek, que adquirió triste fama en el posterior proceso contra el secretario general del Partido Comunista Rudolf Slánský, pasó a ser procurador general y trabajó en el sector de la Justicia hasta el año 1968.
La procuradora Ludmila Brozová que proclamó durante el proceso: "Mientras que la obrera Herajtová, de la empresa textil Kotona, de Beroun, aumentaba su rendimiento en los telares automáticos para ayudar a construir nuestra República, la acusada Horáková juntaba en la clandestinidad bandas enemigas para destruir nuestra República".
Ludmila Brozová quería ser maestra, actriz o periodista. Lo confesó en el año 1991 a Miroslav Ivanov, autor del libro "Asesinato legal o sea la muerte de Milada Horáková". A los acusados, incluyendo Milada Horáková, los vio por primera vez ante el tribunal estando convencida firmemente de su culpabilidad. ¿Y cómo justificó Ludmila Brozová su actuación?
"Lenin fue la fuente de la verdad para mí. Lenin representaba la dureza. Lenin era más duro que Stalin. Lenin decía: los que lucharon contra el zarismo, saben arreglárselas y si ahora luchan contra nuestro gobierno, es decir contra los bolcheviques, son más peligrosos que los que no hicieron nada! Contra éstos hay que proceder duramente aunque fueran nuestros ex compañeros de combate. De ello salí: ¡ella luchó contra los alemanes, sabía arreglárselas, y luego se volvió contra nosotros!"
"Algunos procuradores no tenían formación jurídica universitaria, muchas veces ni siquiera un examen de bachillerato. La capacitación para acusar y juzgar a la gente la adquirieron en un curso de derecho de medio año para obreros. Urválek, símbolo de la ilegitimidad de los procesos de los años 50, se presentó en el proceso con Milada Horáková todavía con bastante mesura. Juraj Vieska fue mucho peor. En el documental rodado durante el proceso, se ve claramente que los procuradores no podían medir sus fuerzas intelectuales con los acusados. Los consejeros también les dijeron: No se pongan a discutir con los acusados. Pero ellos muchas veces no obedecieron, querían ser activos y se salieron de ello totalmente, como unos bobos", apuntó el historiador Jirí Pernes.
Los documentos del proceso con el grupo de Milada Horáková, depositados originalmente en los fondos del Tribunal Estatal, la Procuraduría Estatal, el Ministerio de Justicia, en el marco del cual el proceso fue preparado, y otros, se guardan hoy en el Archivo Nacional en Praga, según nos explicó la archivera Alena Simánková.
"Tenemos a disposición actas de una serie de reuniones de consulta. Uno de los documentos, firmado por el procurador estatal Ziegler, está destinado al viceministro de Justicia Karel Klos. El documento contiene propuestas de penas para los acusados. Está fechado el 26 de mayo, es decir surgió antes del inicio del proceso, que fue el 31 de mayo. Los castigos propuestos son un poco diferentes de lo que resultaron al final. Varios están tachados adicionalmente con un lápiz o una pluma y cambiados. La sentencia fue pronunciada el 8 de junio de 1950. Los condenados apelaron al Tribunal Supremo. El mismo derecho lo tuvo el procurador. Así que encontramos un documento en el que el procurador estatal ante todo no recomienda los indultos, y en caso de otros nueve acusados pide elevar las penas. El documento tiene la fecha del 10 de junio, pero el 12 de junio el procurador retiró esa solicitud".
Después del proceso contra Milada Horáková se realizaron los así llamados procesos sucesivos, fueron 35, en los que fueron juzgados 639 acusados. El Tribunal Estatal dictó diez sentencias de muerte, 48 condenas a cadena perpetua y la suma de las penas de prisión llegó a 7 830 años. Sólo 21 acusados fueron absueltos.
El martes 27 de junio a las 5 horas 35 minutos Milada Horáková subió a la horca en el patio del presidio de Pankrác en Praga, siendo la última de los cuatro condenados a muerte. Tres horas antes se despidió de sus prójimos:
"Los pájaros se están despertando ya - empieza a amanecer. Voy con la cabeza erguida - hay que saber perder. No es una vergüenza. Incluso el enemigo no pierde el honor al ser veraz y honrado. En la lucha se cae, pero la vida no es otra cosa que una lucha".
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